Difícil de calificar esta obra, personal y curiosa, es a la vez una novela fantástica, un tratado de la soledad, un drama familiar…. Murakami consigue enganchar al lector con unos personajes peculiares, al límite de lo real, pero que precisamente por eso son más cercanos que nunca. Fiel a su estilo detallista, a menudo en exceso, la novela es sobre todo un retrato de una serie de personajes marcados por una profunda soledad y aislados voluntariamente de una sociedad a la que no quieren pertenecer, la profundidad que le da a sus protagonistas destaca sobre todo lo demás, llegamos a conocer hasta los más íntimos detalles que han marcado su personalidad, llegamos a conocerlos más que a nosotros mismos. La habilidad para construir una historia de mas 1500 páginas divididas en tres tomos a partir de apenas dos personajes principales y un puñado, realmente pequeño, de secundarios lo dice todo sobre la habilidad descriptiva y de instropección de Murakami. También hace que no nos planteemos la credibilidad de una trama que mezcla sin complejos elementos clásicos de thriller, con la más desbordante fantasía, el lector enganchado por la lectura tendrá la misma sensación que los personajes de la obra, cuando aceptan sin más y sin sorprenderse demasiado que en el cielo hay dos lunas...que solo ellos ven. Lectura recomendable para los que no busquen acción directa, nada que ver con el estilo directo tipo best seller académico, aunque una breve descripción de su argumento nos lleve a encontrar bellas asesinas a sueldo, sectas misteriosas capaces de asesinar a sus enemigos, venganzas y traumas familiares. Los libros 1 y 2 han sido publicados en España en un mismo volumen, no así en otros países, donde aparecieron en volúmenes separados con un año de diferencia. No conozco la edición española y el estilo de su traducción porque los dos primeros tomos los leí durante una estancia en Francia el pasado año, en su edición francesa, en la que han puesto mucho énfasis en adaptar las peculiaridades japonesas a la mentalidad occidental. El primer y segundo libro nos presenta a los dos personajes principales de la historia, en forma de capítulos alternos, cada uno centrado en los hechos que le ocurren a cada uno de forma totalmente independiente, tenemos en la práctica dos libros entrelazados por capítulos alternos. El primer personaje es Tengo Kawana, treintañero, soltero, solitario, profesor de matemáticas en un academia y novelista frustrado que está pluriempleado en una editorial como corrector, articulista y lector/selector de nuevos libros para publicar. Pronto descubrimos que Tengo lo tenía todo para haber sido un triunfador, niño prodigio en la escuela, autentico genio en potencia de las matemáticas, físico espectacular y especialmente dotado para los deportes. Marcado por traumas de infancia y por una búsqueda voluntaria de la soledad, lleva una vida espartana, sin pretensiones y tranquila hasta que es enredado por su editor, el mismo que nunca le ha publicado nada escrito por él, en un asunto poco claro. Debe reescribir, ejercer de “negro”, una novela fantástica, prometedora aunque muy mal redactada, escrita por una jovencita de 17 años llamada Fukaeri, con comportamientos y actitudes que rallan en el autismo, “La crisálida del Aire” es el título de esa novela, y verdadero hilo conductor de toda la historia. La acción comienza en la primavera de 1984, en un Tokio impersonal y que ejerce de oscuro telón de fondo a toda la historia. El otro personaje de la historia es Aomamé, joven de 30 años, de físico espectacular, profesora de gimnasia y fisioterapeuta experta…y también asesina a sueldo. Solitaria, introvertida, independiente con un oscuro y traumático pasado. No voy a descubrir más, hay mucho que leer para relacionar, o no, a Tengo y Aomamé, para saber porque y como Aomamé es una asesina, para saber que papel tiene Fukaeri en todo esto, para en fin, llegar a un mundo que comienza en 1984 y acaba en 1Q84, con dos lunas en el cielo, con unos misteriosos y mágicos personajes que los protagonista denominan la “Little People” y que parecen estar detrás de todo. El estilo de Murakami es directo y frío en las descripciones, alguna gente se queja o destaca el exceso de sexo, desde luego no es una novela para niños, pero realmente lo que pasa es que el escritor describe las escenas de sexo con el mismo criterio que utiliza para describir como se prepara Tengo la comida, al detalle, casi con afán de documental, el sexo ocupa en la historia un papel importante, por que define muy bien la personalidad de los protagonistas. Tampoco esperéis una narración totalmente lineal, vamos descubriendo los personajes según se desarrolla la historia, partimos de cero en el primer capítulo, como voyeurs que espían a un nuevo vecino por la ventana, de entrada no comprenderemos sus comportamientos, con el tiempo iremos descubriendo el por qué de las cosas, no necesariamente justificarlas, no son santos ni héroes, tiene muchas fisuras, como la gente real, no hay juicios morales, solo una descripción de lo que hacen. En fin, a mi juicio magnífico libro pero cada uno lo puede interpretar a su manera. Feliz lectura
hace 12 años
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