Con una escritura mínima, sintética, exacta y sublime, y al filón entre lo luminoso y lo melancólico, esta novela nos permite meternos dentro, muy dentro de la historia. Historia de amor entre Louis y Addie, de 70 años, desgastados e ilusionados, que estan ya de vuelta para volver a volver. Y un nieto, Jamie. Magnífica la relación entre ellos y el niño, llena de amor, abundancia y generosidad. Espléndidos. Por momentos me sentía como leyendo poesía al estilo haikú, que tiene el don de meterte en la vida, en lo profundo, desde la descripción del presente te hace vibrar con cada pequeño detalle de lo cotidiano. En este sentido me parece una obra profunda, espiritual, viva. A la vez dura, agridulce, triste, frustrante, y también radiante, potente, sincera, buscando lo honesto, lo arriesgado, la valentía de vivir desde la libertad y el precio que ello conlleva muchas de las veces. Me conmovió muchísimo saber que la novela fue escrita por el autor, de 71 años, después de que le diagnosticaran una enfermedad terminal, y que murió dos días después de acabarla.
hace 7 años
14
-2