Muchísimas gracias a mi hermana por esta recomendación.
A veces sucede que, 1 de cada 20 libros que leo me llega hasta la médula y me recuerda que el camino de la lectura merece siempre la pena, aunque esos otros 19 libros no nos remuevan. Porque para mí, la lectura no es sólo un mero divertimento, sino que también además de divertirme aspiro a que me ayude a crecer, conmoverme, abrirme los ojos. Mejorar en definitiva.
Quizás por mi carácter tengo apego a los libros que tienen que ver que ver con pueblos, la niñez, los sentimientos… En resumen, la vida entendida con la mirada de un niño.
Y en ese sentido este libro no tardó en atraparme. Y lo hizo cuando muy al principio del libro el autor, en la descripción del pueblo dice “a las seis de la tarde ya era de noche. Una noche cerril y triste, sin vuelta de hoja. Todas las oscuridades se parecen, pero ninguna como la de un pueblo remoto justo después del ocaso de diciembre".
Desde ahí me sentí atrapado, y el libro no tiene ninguna caída en cuanto a intensidad: todo él es una increíble interpretación de la vida a los ojos de un niño, y por lo tanto, una interpretación cargada de lógica, honestidad e inocencia. Está lleno de frases y aforismos que no puedes evitar subrayar.
Como traca final, el libro tiene una última parte con la que he disfrutado mucho. Una última parte en la que empieza a aflorar la ingratitud, primero muy a lo lejos, como un punto en el horizonte, y luego ya sin ninguna delicadeza, con una consciencia hiriente. Porque la ingratitud es como esa especie de moho que por pereza no limpias desde el principio y acaba estropeando algo que deberías haber cuidado.
Es una obra tremendamente necesaria en un entorno en el que cada vez predomina más el exigir que el agradecer, en el que cada vez parece que tengamos menos tiempo para dar las gracias, en el que señalamos mucho los errores pero alabamos poco los aciertos y las buenas intenciones, en el que a veces parece que, paradójicamente ser agradecido es sinónimo de débil.
He visto una entrevista en la que el autor dice que le encantaría que “el libro se regalara como un modo de decir te quiero a alguien". Yo así lo haré.
GRACIAS PEDRO SIMÓN (y a mi hermana).
hace 3 años
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