La lectura más obvia de El pabellón número 6 es la de una parábola sobre la insolidaridad. La paradójica trayectoria del muy pasivo antihéroe protagonista, inicialmente acomodado, muy burgués él, defensor de ideas filosóficas abstractas (especialmente sobre el estoicismo), se da de golpe contra una realidad muy poco abstracta cuando es demasiado tarde para poder revelarse contra ella. Hay muchas lecturas en esta fábula sobre el mundo ilusorio, interesadamente falso, cobardemente insolidario en el fondo, en que viven los intelectuales. El único problema para mí, en esta novela corta de Chejov, es que el personaje principal no es atractivo: es demasiado gris. Él mismo parece más un principio abstracto que una persona "de verdad". Pero todas las ideas que giran alrededor de su peripecia están llenas de sentido y no son nada ingenuas. El trasfondo final es de un pesimismo y una amargura muy auténticos.
hace 1 mes