Magnífica novela, muy amena, con mucho suspense y muy interesante por el conocimiento histórico que aporta. Pero tiene unos defectillos: Posteguillo cae en la tentación de convertir sus novelas en un culebrón, lo que no percibí en otras 2 que he leído; también se deja llevar por el morbo del sadismo, por ejemplo, la muerte de Prisco (sobran los buitres picoteándole los intestinos y arrancándole los ojos antes de morir); copia lo que hacen muchos otros escritores ahora, un abuso del maniqueísmo (que puso de moda Ken Follet), muy descarado entre la bondad de Celer y la terrible maldad del otro auriga; el senador bueno, Plinio, opuesto a los senadores falsos y retorcidos; los malos son malísimos hasta límites absurdos; las carreras se hacen MUY pesadas con descripciones tan detalladas al segundo; sobra el sentimentalismo del final de la carrera con el pobre caballo destrozado pero que decide por sí mismo acabar y ganar la carrera, como si supiera, es absurdo; y patéticos los gritos del auriga animándole "¡puedes hacerlo!" que copia de las películas norteamericanas; interrumpe demasiadas veces la narración sin resolverla para pasar a otro escenario; y hay quizás demasiadas narraciones simultáneas para mi gusto. Estos detalles rebajan la consideración que tenía de Posteguillo como un autor de novela histórica muy serio para no serlo tanto al dar excesivo protagonismo a los personajes de ficción frente a los reales. En fin, a pesar de estas cosillas, recomiendo muchísimo la lectura de esta obra.
hace 2 semanas