Con esa maravillosa narrativa que tiene Padura, nos envuelve en algo más que un misterio por resolver, nos enseña la identidad cubana (como siempre hace en sus libros), y el contraste de la figura poderosa de Hemingway y su decadencia física por enfermedad, por tratamientos pasados con electroshock, sus obsesiones, y su incapacidad para poder escribir, ni siquiera en esa maravillosa Finca Vigía en las afueras de La Habana (hoy casa museo), donde posiblemente pasó los últimos días felices antes de suicidarse en Ketchum, Estados Unidos, con 61 años. Esta novela es un tesoro literario donde nos teletransporta para ver una Cuba en la que no hemos estado, y conocer un personaje como Hemingway, que tampoco lo hemos conocido, aunque sí sabemos cosas de su vida, y leído alguno de sus libros. Adoro al detective Mario Conde ¿Lo había dicho ya? Pues lo seguiré diciendo, aun me quedan libros de la Serie.
hace 1 semana