Me permito discrepar de la anterior crítica. Doce cuentos (o pequeñas historias) interdependientes en cierto modo a través de los aeropuertos en que los personajes embarcan o desembarcan. Diez o doce páginas en cada caso para contar sus historias, muy densas algunas de ellas. Esa cortedad paginaria (permítanme el palabro) las hace de fácil lectura y, sobre todo, total comprensión de su contenido. A veces, no hacen falta tantas páginas para contar historias, sobre todo si se saben contar. Tomé el libro de mi biblioteca de referencia, sin antecedente alguno de su autor. Ítem más, lo hubiera desechado por su edad. Me alegro de no haberlo hecho. Me permito recomendarlo.
hace 2 años