Es esta una novela corta que pretende destacar el valor de la mujer, la exaltación de su cuerpo, su poder transformador del futuro y su capacidad para alcanzar las metas, en este caso el sueño de la adolescente campesina de formar parte de una escuela de canto, en el mundo injusto y terrible en el que se ambienta, la Inglaterra isabelina del siglo XVI. Es una meta tan difícil que deberá recurrir al disimulo y el disfraz de chico. La vida de esta mísera familia de granjeros ingleses de finales del XVI da ocasión a la autora de realizar un canto a la naturaleza y a la integración del ser humano en armonía con el medio natural. Y todo esto está bien, si no fuera porque la exaltación de estos valores, sin duda irreprochables (el feminismo y el ecologismo), están tan presentes hoy día en cualquier manifestación de la cultura popular, cine, series, novelas, se han convertido en una ideología tan dominante que, personalmente, me termina por resultar agotador: es que da la sensación de que los argumentos son simple excusa, que nos encontramos ante una especie de nueva creación de “tesis” para la defensa a ultranza de estos valores. Me resulta difícil valorar el estilo, pues la autora lo camufla con una serie de errores gramaticales constantes, (no sé cómo será en el inglés original), pero en la traducción al español se da principalmente la colocación de los pronombres átonos de forma enclítica, pero separados del verbo, y una ausencia completa de signos de puntuación y de mayúsculas. Probablemente la autora pretenderá reflejar así la ignorancia y a humildad de la adolescente protagonista, pero para mí, que no he leído su anterior novela de cierto éxito “Del color de la leche”, no termina de hacerme gracia. Se puede reflejar la humildad, la sencillez y la inocencia del personaje sin necesidad de recurrir a un procedimiento tan arbitrario como este.
hace 2 semanas