Interesante novela que navega entre el humor y la tristeza. Me ha gustado pero me ha sabido a poco, creo que no desarrolla todo el potencial que tenía al principio, esperaba mas. Sin duda lo mas memorable es el personaje de la tía Augusta. Una anciana sexualmente activa, apasionada viajera, con un pasado muy movido, que participa en asuntos un poco turbios y que cuenta historias muy divertidas y extravagantes (un poco al estilo del abuelo Simpson aunque con mas coherencia), impagables las de la fundación de la iglesia para perros o la del tío que compró una casa grande para poder mudarse de habitación todas las semanas y hacerse la idea de que viajaba. Lo malo es que el personaje de la tía, al igual que la novela, se va diluyendo hacia el final y termina de una manera que me deja insatisfecho.
hace 8 años