Este libro me sorprendió totalmente, pues sólo conocía la faceta fantástica de la autora, mientras que en esta historia nos adentramos en una historia costumbrista con la base clásica del extranjero que llega a un pueblo pequeño. La historia marinera es totalmente clásico, a mí me ha recordado mucho a novelas como "La hija del mar" de Rosalía de Castro o "José" de Palacio Valdés, y realmente es una novela que parece escrita en una época antigua. Los personajes son lo más destacable de una historia en la que, en realidad, no ocurren muchas cosas, y las que ocurren son totalmente previsibles o, para ser exactos, son las que todos conocemos y pordemos prever cuando se trata de la llegada de un extranjero interesante y cautivador que actúa como una brisa de aire fresca al llegar a un pueblo pequeño y anclado en sus tradiciones. El personaje principal, el marinero misterioso, es el que, irónicamente, resulta menos interesante a pesar de la revolución que realiza a su alrededor, quedándome sin duda con su amigo, el joven huérfano marginado y golpeado por todo el mundo, con la joven arisca y a contracorriente seducida por sus promesas e incluso con las tías solteronas amargadas pero ingenuas de la muchacha.

La historia es un poco pobre, pero es alta narrativa lo que tiene, y ha levantado mi interés de principio a fin.

Lo que más me llamó la atención de esta pequeña obra es la juventud de la autora, dado que escribió esta novela con sólo 17 años. Es sorprendente la complejidad que le dio a los personajes una joven adolescente, con una descripción de los mismos de un literato experimentado. Sin embargo la historia a mi no me convenció pero no deja de ser interesante leerla y admirar la capacidad narrativa de una jovencísima Ana María Matute.

Un libro precioso, intimista, que te acaricia. Es breve y da pena que se acabe.