Hace unos meses estuve con mi familia de vacaciones por un colorido, pequeño, singular y montañoso pueblo de Carlina del Norte llamado Ashville. Allí una de las principales atracciones turísticas es la casa, convertida hoy en museo, del escritor norteamericano Thomas Wolfe. El mismo al que Faulkner catalogo en su momento como el mejor escritor norteamericano. Había escuchado de el, pero no me había animado a leerlo y creo que jamas lo hubiera hecho, sino hubiera sido por este viaje que me acerco a el. De inmediato me puse a la búsqueda de sus libros y para sorpresa algunos de ellos editados por esta editorial que tanto me gusta, Periférica. Bueno, acabo de leer El nino perdido que me ha parecido un pequeña joya rebosante de poesía evocadora, de gracia y de una prosa deliciosa. También me ha parecido un libro innovador por su estructura y la capacidad introspectiva de los distintos narradores. Es un escritor que me alegro de haber conocido en esta etapa de mi vida en tan inolvidable circunstancia.
hace 10 años