El detective Kindaichi es como un Colombo japonés: desaliñado, algo torpe..., pero muy muy sagaz. La historia es muy potente, con ramificaciones interesantes que hacen que sospeches hasta de los policías. Me gustan los libros en los que no queda nada a la interpretación del lector, en los que los detalles de los crímenes quedan aclarados del todo. Este es uno de esos. Tiene su crimen de habitación cerrada y todo. Me ha gustado mucho.
hace 2 días