“Rebeca” es un clásico que tenía pendiente desde hace tiempo y más desde que el año pasado leí “Mi prima Rachel”, de la misma autora, que me gustó mucho.
Es una novela narrada en primera persona por una joven que recuerda con melancolía el pasado reciente y cuenta cómo conoció a Maxim de Winter en Montecarlo, con el que al poco tiempo se casó y se trasladó a Manderley, la suntuosa mansión que él posee en un bucólico y bello entorno lleno de vegetación y junto al mar, donde se desarrolla la mayor parte de la historia.
La protagonista es una joven tímida, ingenua e ilusionada que tiene que aprender a desenvolverse en un ambiente al que no está acostumbrada, en teoría con la ayuda del ama de llaves, la señora Danvers. Es significativo que de la joven señora De Winter nunca llegamos a saber el nombre, pero sí de la anterior, Rebeca de Winter, que aunque fallecida, su recuerdo es como una sombra omnipresente en Manderley.
Cabe destacar la excelente ambientación y la caracterización de los personajes, especialmente de la protagonista, el lector se sumerge completamente en sus pensamientos y sentimientos, en sus temores e inquietudes... Porque la atmósfera se vuelve a veces angustiante y opresiva, y la parte final es casi una novela de intriga. Su lectura nos depara unas cuantas sorpresas.
En mi opinión también la prosa y las descripciones son soberbias. Me gustó tanto que la leí por primera vez a finales del año pasado y la acabo de volver a leer por segunda vez con pocos meses de diferencia. Curiosamente en esta segunda lectura he apreciado sutilezas y detalles que en la primera me pasaron por alto al no conocer la trama. También aproveché para ver la película de Hitchcock, que, salvo pequeñas diferencias, se mantiene fiel al espíritu del libro.
Una lectura magnífica y muy recomendable.