Admito que me la leí de un tirón, cierto, y que, por lo tanto, es entretenida. Pero la historia que cuenta sobre Jesús no es nada nueva (al que le interese, pásese por "El enigma sagrado", o por otros libros del estilo, como las novelas de Berling sobre el dichoso Santo Grial, el cual me tiene ligeramente frito, para qué engañarnos) y que la pretendida documentación de la que presume el autor es inexistente, parca o, sencillamente bochornosa. Es decir, esta novela está bien si se toma como lo que es: un entretenimiento para matar las horas de espera en un aeropuerto, o en el tren, metro, autobús, médico, dentista o situación tediosa similar. Falla hasta lo indecible si se acerca uno a ella como a una novela con pretensión de calidad. O con pretensión de novela.
hace 14 años
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