Su lectura me ha producido hastío hasta acabar las últimas páginas leyendo un renglón de cada 20. El principio, lento, conversaciones familiares tediosas, con algún toquecito de misterio de cine de terror de serie B y luego la cosa desemboca (ojo, a partir de aquí spolier a tutiplén) hacia la premisa increíble de que unas ardillas disecadas y apolilladas o un muñeco de apenas un kilo de peso y no más de 30 cm., pueden doblegar físicamente a dos adultos. Es una sucesión de desatinos uno tras otro, la troupe de titiriteros que no vienen a cuento, la tía exorcista, el perro-araña fantasmal, el empecinamiento en quedarse y arreglar la casa poniendo la vida en peligro simplemente para poder venderla, en lugar de salir pitando, los muñecones que van de aquí para allá solo para darse paseos... todo bastante absurdo. Y el final, disparatado, un niño que, pese a su inocencia, se encarna en un muñeco capaz de las mayores crueldades, incluso el asesinato. Le había puesto 4 estrellas de inicio, y según iba escribiendo y acordándome de lo mala que es, le he rebajado otra.
hace 2 semanas