Como escritor, enfrentarse a la tarea de escribir una novela de vampiros no es algo sencillo, es uno de los géneros más tratados y maltratados, obliga a lidiar con los prejuicios y las expectativas del lector, y se debe aceptar la obligación de aportar algo propio. Escribir una novela de vampiros viene con el deber de reimaginar. Es en este punto donde la autora nos da una primera muestra de habilidad, no sólo no elude esta obligación sino que la lleva un paso más allá. Vinculo de Sangre no es una simple reinvención, sino una justificación, nos propone preguntarnos qué pudo ser real, qué existió, para dar origen a las leyendas. Y lo hace sin devaluar el mito, pues su protagonista es tan fascinante e imponente como cabe esperar. Le acompañaremos en su reencuentro consigo mismo en nuestro presente, en un tiempo que le ofrece tantos retos como posibilidades, y a través de sus recuerdos veremos las épocas que le tocó vivir. En este punto hay que destacar el esfuerzo de la autora por adentrarnos en diversos periodos históricos a través de los ojos de alguien que verdaderamente estuvo allí, así como la habilidad para hallar los espacios en historias que creíamos conocer para entretejer una nueva y de la que no teníamos constancia. Vínculo de sangre es el placer de encontrarnos con viejos conocidos para conocerlos de nuevo, es acompañar a una criatura atormentada por el temor que provoca en los que le rodean, pero definida por el amor a su familia y el vinculo que les une. Sólo esto último ya es una gran diferencia dentro del género y convierte la novela en un compromiso a tener en cuenta por cualquiera que lo aprecie. De JUAN MANUEL MARTÍN
hace 8 años