Un hombre echado a perder es una novela irreverente que atrapa al lector desde el primer instante, con una trama que engancha tanto por su ritmo como por la agilidad de una prosa sencilla, capaz de transmitir sin recurrir a un lenguaje ostentoso. La historia, centrada en el alcalde de Bolillos, un municipio madrileño conservador y próspero, se mueve entre la comedia y el drama con una mezcla oportuna. En su relato, la difusión de un vídeo íntimo amenaza la carrera política de Antonio justo cuando se celebra un pleno crucial para aprobar una modificación del Plan General de Ordenación Urbana.
Narrada en tercera persona, la novela comienza con esta escena en el Ayuntamiento y, a través de un retroceso de 21 días, va desentrañando el papel de cada personaje. Un hombre echado a perder, lejos de ser simplemente una obra de tintes cómicos, es una feroz crítica social, cargada de acidez, que denuncia las adjudicaciones fraudulentas y la corrupción que corrompen tanto a políticos como a empresarios.
Antonio no es una pieza más en este engranaje. Ganó la Alcaldía de Bolillos hace dos años y, desde entonces, ha tenido que enfrentarse a la ambición de Gabriel, el vicealcalde, quien cree que la localidad necesita un cambio radical. La acción se despliega tanto en Bolillos como en el centro de Madrid, donde Antonio se muda después de que su mujer lo obligue a abandonar el hogar familiar. Llevado por estas circunstancias, el protagonista se ve atrapado en situaciones disparatadas, sumergiéndose en un embrollo extravagante que revela lo lejos que estamos dispuestos a llegar para cumplir con los estándares de una sociedad que sigue atrapada en sus propios prejuicios.
Esta ópera prima de Álvaro Villarroel rinde homenaje a la libertad de ser uno mismo, pero también se lamenta del alto precio que se paga por ella. Antonio, un hombre que se mueve en la clandestinidad de un panorama retrógrado y conservador, paga caro el ser fiel a unos gustos que muchos consideran inaceptables. Un hombre echado a perder es una valiente radiografía de una sociedad que, lejos de avanzar, sigue siendo cómplice de las mismas injusticias de siempre. A través de un relato enérgico y de risa afilada, Villarroel nos presenta a un antihéroe que se enfrenta a los chantajes del siglo XXI, como la difusión de vídeos íntimos, y a situaciones que han estado presentes en la literatura a lo largo del tiempo, como el amor y la infidelidad.
Antonio es un hombre que podría parecer, en sus acciones, carente de escrúpulos, pero al final, cuando todo parece perdido, el autor nos revela la valentía de este personaje, por el que, a pesar de todo, resulta difícil no sentir comprensión. ¿Es Antonio un hombre irremediablemente perdido? Esta novela desafía esa pregunta, dejando al lector con la sensación de que todos, en algún momento, somos víctimas de nuestros propios errores y decisiones. (Esther Martín, 20 de noviembre de 2024)
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