El humor hecho por extraterrestres, pero humor del verdadero, del que puede hacer reír “a mandíbula batiente”, mientras se lee. Gurb y otro extraterrestre, llegan a la tierra y se personifican en seres humanos normales, ¿normales? Claro que no…tienen que aprender todas las costumbres de los terrícolas y no conocen ninguna de ellas. Los autos, las calles, las casas, los elementos cotidianos, la comida, les parecen entidades tan raras. Sin embargo, ponen su buena voluntad y su mejor humor, para aprender y convivir…hechos que los llevan a las más estrambóticas y divertidas experiencias. El narrador toma la forma de algunos conocidos como por ejemplo, Miguel de Unamuno, pero, claro no puede ser él y no puede ser reconocido como tal. El texto lo configura el diario que este ser planetario va redactando a medida que va conociendo la vida terrestre. La forma dinámica de escribir de Eduardo Mendoza agrega al relato más y mejor humor, aunque (y es un hecho digno de destacar sobremanera), en la narración se muestran las incongruencias, los desatinos y alguna que otra mala acción, que los humanos hacemos cotidianamente. Por eso, es un libro para reír, para pensar y sobre todo para conocer recónditas y muy presente actitudes “nones santas”, que, concientes o no, los terrícola tomamos como normales.
hace 9 años