Una gratísima sorpresa, muy alejada de cualquier tipo de libro de autoayuda al uso. El título es engañoso, porque parece hacer referencia al carácter primario o secundario de las personas a la hora de actuar o de tomar decisiones. No es así. "Pensar rápido, pensar despacio" se refiere a las dos modalidades de enjuiciamiento de la situación que todos tenemos y analiza cuándo conviene dejarse llevar por el rápido o intuitivo y cuándo conviene echar mano del (en principio) adormilado sistema reflexivo. Escrito con claridad meridiana y rebosante de autoridad, es un libro largo (alrededor de 600 páginas) pero con tal diversidad de cuadros, ejemplos y temas, que no se hace nada pesado. Además es muy instructivo y desde luego sí que aporta una visión distinta y particular de nuestra manera de actuar y de pensar, de recordar, de elegir y, en definitiva, de ver la vida. Interesantísimo y muy recomendable.
hace 12 años