Novelilla corta -que bajo el prisma del pasado- reflexiona sobre las relaciones afectivas que se dan entre los hombres y las mujeres.
Como tras el embeleso ciego del amor se despiertan muy pronto las inseguridades, las tiranteces y las dudas en el mundo de la pareja.
Lo mejor que tiene es que está divinamente bien escrita:
Ann Beattie nos acerca a ese Nueva York de principios de los años 80, con un juego escurridizo de certezas, fracasos y medias verdades, en la que los diálogos refulgen con aguda y brillante entereza.
Lo peor es que te deja con ganas de algo más:
Si te descuidas y te embalas, te la lees en menos de lo que canta un gallo.
Aún así, la pude disfrutar.