Este libro sería un gran libro si tuviera menos páginas. Me explico. Se trata de un libro sobre el asalto de Baler. Tiene 747 páginas y el asalto no comienza hasta la página 521... Es cierto que está muy bien escrito, con un vocabulario exquisito y los personajes están bien caracterizados, pero hay demasiado relleno. No puede ser que un libro sobre el asalto de Baler no trate el asalto de Baler hasta la página 521. Hay un relleno excesivo, con decenas de párrafos que sobran y que están metidos con calzador por lo que parece un afán de autor de hacer un libro más largo. Y más vale calidad, que cantidad. Antes de que comenzara la parte del asalto ya estaba hastiado del libro.

La historia engancha, no hay duda, y está excelentemente bien escrita. Otra cosa es que el autor se demore demasiado a la hora de integrar en el relato conversaciones plagadas de teología o filosofía que suman en el tedio al lector y hacen que la novela exagere el número de sus páginas. Hay párrafos enteros que sobran y conversaciones que no aportan nada al relato.

Me ha gustado bastante ya que está en la línea de lo que escribe este autor. En este caso nos narra desde un punto de vista particular las penas de "Los últimos de Filipinas", un grupo de hombres que defendieron el honor de la patria más que sus propios dirigentes, abandonados de todos, y siendo al final una carga para los mandatarios de esa patria.

Nunca tantas palabras nuevas o rescatadas en un mismo libro, virtuosismo del epíteto, del sinónimo y de la comparación. Aparte de este alarde de dominio del lenguaje, los personajes convencen y sufres con ellos la angustia del asedio y sus penurias. Por ponerle una pega, quizá un poco largo, pero me lo he leido con gripe, igual tiene que ver, mis recursos estaban mermados ;) P.D. Se me olvidaba, el pasaje donde el holandés Van Houten detalla los motivos de su odio a los españoles es simplemente genial.