Desde luego que es una novela que no deja indiferente en absoluto. Una pléyade de personajes históricos retratados de una manera muy personal y enmarcados en una época convulsa que atrapa de una manera muy peculiar. Porque todo es excesivo, caricaturesco pero, a su vez, auténtico y original. Y como malagueño, gran descubrimiento la figura de Pedro Luis de Gálvez. Lectura obligatoria.

Le pongo un 10 absoluto. Mi novela preferida de JMdP sin lugar a dudas. Porque después de Coños, El silencio del patinador y La Tempestad, me pareció increíble que alguien con la edad con la que escribió JMdP esta obra pudiera tener tal nivel narrativo, tal conocimiento del idioma y tanta imaginación para rellenar los huecos vacíos de las vidas de todos esos personajes tan estrafalarios... Me hice fan del autor y leí Las esquinas del aire (8 sobre 10) y La vida invisible (6 sobre 10) para acabar mi enamoramiento literario con El séptimo velo (no pude acabarlo). Su estilo tan personal me pareció en exceso barroco (que en Las máscaras tanto me gustó) y las historias que narraban poco a poco dejaron de interesarme...

Novela coral y crónica literaria de toda una época, Las máscaras del héroe es un retrato de labohemia madrileña de principios del siglo XX. Sus protagonistas son los fracasados de la literatura, aquellos que empeñaron su vida por su vocación hasta llegar a morir vacíos de tinta o de sangre.Sobre el aguafuerte de la Historia, Juan Manuel de Prada entreteje las existencias atormentadas ysonámbulas de sus mil y un personajes, entre los que destacan Fernando Navales, nihilista y canalla, y su «álter ego», Pedro Luis de Gálvez, aquel bohemio que prefirió enmascarar su heroísmo con los disfraces del desgarro y la truhanería, antes de habitar el cielo de las mitologías.Galardonada con el Premio Ojo Crítico de Narrativa de RNE, ésta es una obra sin concesiones,negrísima y magistral, que mezcla la precisión del dato con metáforas deslumbrantes y que consagró, tal como afirma Pere Gimferrer en el prólogo, a un «poderoso estilista» con «un genuino talento de narrador».Una novela inabarcable como la vida que nos reconcilia con el placer de la lectura.

Me parece una obra maestra. He de reconocer que era reacio a leerla porque De Prada me parece bastante pedante y en las Antípodas ideológicas se mi forma de pensar. La compré y la guarde. Pasaron años y un verano la tomé y me atrapó, me sedujo, me encandiló. Tiene muchos niveles de lectura. Sí te apetece, puedes buscar información de todos los personajes reseñados de la vida madrileña y perderte en un sinfín de senderos que se bifurca. La novela es entretenida, pero el escritor sabe que sabe y mucho. Su nivel de autoexigencia debe ser muy grande porque su minuciosidad y documentación parece rayar la obsesión. Muy recomendable para aprender sobre escritores y autores poco renombrados a nivel popular, de la España de la Segunda República. Desde entonces, me he vuelto fan del autor. Incluso he participado en encuentros con él en la Feria del Libro.

¿Quiere hacer un homenaje al esperpento o es esperpéntica sin más??? La novela resulta desagradable, pastosa, cenagosa, bufonesca, llena de personajes reales retratados desde el ángulo más grotesco, casposo, lujurioso. Sólo piensan en beber, en fornicar, en habitar las noches en pos de una leyenda literaria. ¿Fueron así Cesar Ruano, Jardiel Poncela, Gómez de la Serna, Borges? No creo. ¿Y Buñuel? Menuda pincelada literaria nos da De Prada del director. Sólo al final, como una redención, la historia, que carece de argumento alguno, toma algo de cuerpo. Pero es un cuento alargado, entre masturbaciones, tocamientos, violaciones. Puff, hay que cogerla con pinzas… Y 600 páginas. Acabarla fue una liberación. Demasiado barroquismo.

Puede resultar tantas cosas a la vez que es un libro de complicada crítica. Hiperrealista, sórdido, barroco... Un estilo entre Umbral y Cela lleva a un joven Juan Manuel de Padra a las alturas de la nóvela contemporánea. Si tuviese que darle un solo calificativo diría que es excesivo en todo sus aspectos (también en su calidad narrativa)