Los pilares de la Tierra, primer volumen de la primera célebre trilogía de Ken Follett, es uno de esos libros que sorprenden incluso antes de comenzar. A muchos lectores, como a mí, el argumento de la contratapa le puede parecer poco atractivo: “una historia medieval sobre la construcción de una catedral”. Sin embargo, basta hojear las primeras páginas para descubrir que Follett levanta aquí una de las narraciones más absorbentes y completas de la literatura contemporánea.
La trama sigue las penurias y esperanzas de una familia y de un conjunto de personajes cuyas vidas se entrelazan alrededor de la construcción de una catedral gótica en el ficticio pueblo inglés de Kingsbridge. A través de ellos, el lector ingresa en la crudeza de la Edad Media: injusticias, hambre, violencia, guerras internas, abusos de poder y ambiciones que chocan constantemente en un mundo regido en gran medida por la autoridad del clero y la nobleza.
Uno de los grandes aciertos de la novela es su amplitud narrativa. Follett mezcla con destreza la novela histórica, la tragedia personal, el romance, el drama político, la acción y, sobre todo, un suspense que se sostiene durante más de mil páginas sin decaer. Cada personaje —desde Tom Builder hasta Aliena o el implacable William Hamleigh— está construido con suficiente humanidad y conflicto interno como para que el lector se involucre emocionalmente.
La recreación del mundo medieval es minuciosa pero siempre accesible: Follett no se pierde en erudición; la historia fluye con un ritmo casi cinematográfico. El lector no solo acompaña la construcción de la catedral, sino también el crecimiento moral de sus protagonistas y las consecuencias de cada decisión en un entorno hostil y cambiante.
Una vez concluido este libro, es natural sentir la necesidad inmediata de continuar con el segundo libro porque Kingsbridge queda grabado como un lugar vivo, que evoluciona con sus habitantes y sus luchas.
Una novela monumental, emocionante y muy recomendable, incluso para quienes creen que no disfrutan de la novela histórica. Follett demuestra aquí que, con buenos personajes y un conflicto bien urdido, cualquier época puede convertirse en literatura irresistible.
hace 3 días
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