El libro me gustó mucho, salvo por el desenlace. A pesar de que durante la narración se deslizan una serie de pistas e indicios que prometen uno que otro giro, al final éstos no se producen y me quedo con la sensación que el autor cerró la historia de la manera que encontró más fácil. Eso, o lo otro es darle una interpretación con toques religiosos que, la verdad, me gustaría menos. Independiente de lo anterior, la lectura se disfruta mucho, aunque no es para estómagos muy sensibles. La habilidad de Keene para describir escenas de acción es una de las mejores con las que me he encontrado.
hace 8 años