Con un arranque descarnado y perturbador, la autora nos introduce de sopetón en una historia que prevemos difícil y desgarradora, narrada en primera persona por un joven inestable, con un comportamiento irascible y cruel hacia su madre, a quien desprecia y odia. La autora despliega una enorme intensidad narrativa y un tono directo y crudo en una primera parte que deja al lector sin respiración, pero a medida que se desarrolla la trama, esa intensidad va templándose mientras que la historia muestra menos desconfianza y más aceptación entre los protagonistas, llegando a momentos de gran ternura, emoción y belleza. Con un gran dominio del lenguaje y de los tiempos narrativos, Tibuleac va desgranando una amarga historia de soledad e incomprensión, encajando a la perfección con una conmovedora historia de amor y redención, que toca la fibra y atrapa al lector.
hace 5 años