Es una novela histórica ambientada en la Granada de principios del siglo XVII, el protagonista es Alonso de Granada Lomellino, el segundo hijo de un rico mercader de sedas de origen italiano por parte de padre y descendiente directo de los últimos reyes nazaríes de Granada por parte de madre. Un segundo protagonista, con una importancia casi a la misma altura que la del propio Alonso es la propia ciudad de Granada. La novela cuenta la a modo de autobiografía los recuerdos de un viejo Alonso sobre su vida en la antigua capital de reino Nazarí. Se puede estructurar en dos partes claramente diferenciadas, una primera sobre los recuerdos de juventud, y otra de la vida ya madura, separadas ambas por la traumática expulsión de los moriscos llevada a cabo por orden de Felipe III en 1609. Desde mi opinión, lo mejor de la novela es la recreación del ambiente de la Granada de la época. El libro viene acompañado de dos planos de la ciudad, uno actual y otro del siglo XVII, donde se recogen los lugares en los que se desarrolla la novela.

Es un libro delicioso, sobre todo si a uno le gusta la historia y conoce la ciudad de Granada y sus alrededores. A pesar de que he encontrado algunos defectos gramaticales menores (parece que faltó la mano de un buen corrector) y cierto abuso de la adjetivación, es asombrosa la capacidad de Felipe Romero para ambientar la acción en una ciudad que hace cuatrocientos años estaba infestada de clérigos, mercaderes y moriscos, con una aportación abrumadora de datos sobre oficios, costumbres, plantas, ropajes o comidas de la época. La trama consigue mantener la tensión hasta el final, aunque durante algunas páginas (pocas) resulta algo tediosa la descripción de la vida clerical. Esta novela nos permite el lujo de sumergirnos en una época fascinante y bastante desconocida de la historia de España.