“Crearía uno (perfume) que no solo fuera humano, sino sobrehumano, un aroma de ángel, tan indescriptiblemente bueno y pletórico de vigor que quien lo oliera quedaría hechizado y no tendría más remedio que amar a la persona que lo llevara, o sea, amarle a él, Grenouille con todo su corazón”. Este era el objetivo de Jean-Baptiste Grenouille.
La trama y tema de este libro me parecen alucinantes, no porque se trate de un asesino, que, si bien lo es, pareciera que ese no era el fin de su autor al escribir tanto en tan pocas páginas. Es el mundo interior de Jean-Baptiste lo que llama la atención por la forma en la que el mismo lo interpreta, es el perfil del personaje que junto con la descripción de los ambientes logran generar en el lector algo mas que una simple curiosidad.
Francia, Paris, siglo XVIII, componentes geográficos donde, en el ambiente más nauseabundo de la ciudad, el mercado de pescados, nace Jean-Baptiste Grenouille como un aborto fallido de su madre. Una abrumadora lucha interna por ser alguien en el mundo, por brillar, por ser amado sin saber de ello. Nacer con la virtud de un sentido super desarrollado y diferenciar todo cuanto hay a su alrededor. Ser capaz de crear, imitar y mejorar todos los perfumes y aromas del mundo, saber a qué huele cada cosa y cada ser vivo y aun así no tener un olor propio, vivir con la frustración de saber que sus creaciones se mezclan con la esencia de todo con lo que son impregnadas menos con él. Esta es la realidad del personaje, no tener un olor propio es el suplicio de Jean-Baptiste Grenouille, es lo que lleva a mata y a querer simular el aroma de los ángeles.
Sobra decir que después de leerlo volví a ver la película y, a pesar de ser buena pues trata en englobar el aspecto general del libro, no se enfocó en lo más importante, transmitir los pensamientos y sentimientos del protagonista, lo entiendo, tal vez no se vendería tan bien algo que sólo se puede hacer a través de la narración.
hace 5 años
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