Mentiría si dijera que su lectura no se me ha hecho infinitamente eterna. Aunque recibiera en su día el premio Nordic de Literatura, resulta más pesada y abrasiva que una caldosa sopa de verduras. La historia de una saga familiar acomplejada por las dentelladas que provoca el miedo, la frustración, la ignominia y la rabia; en una rueda absurda de mareante reiteración que no conduce apenas a nada. Capítulos y más capítulos, páginas y más páginas, que me han recordado muchísimo a la también excesiva y recargada "El tambor de hojalata".
hace 9 años