Este libro es peculiar, ya que no lo narra un humano, sino un perro con una gran inteligencia. Esta particularidad fue lo que me llamó más la atención del libro y, aunque es un recurso que se utiliza bien a lo largo de la obra, siento que se diluye en muchas ocasiones debido a la grandilocuencia de algunas frases del cánido. Es como que se trata de jugar con la inocencia de la mente canina y su supuesta inteligencia, dando lugar a situaciones un poco raras que emborronan un poco el conjunto del libro. La trama en sí no deja de ser la vida de Danny, pero contada a través de los ojillos de Enzo. Esta vida cargada de malas decisiones y acontecimientos dramáticos me ha parecido poco realista, en general. No he llegado a conectar con Danny y pienso que gran parte de lo que le ocurre en la vida ha sido por su culpa y no haber sabido sobrellevar la situación. A pesar de ellos, he sufrido con él y con Enzo en varias ocasiones, además de alegrarme cuando las cosas salen bien. En general, es un libro disfrutable, con sus cosas positivas y negativas, pero predominando lo positivo gracias a algunos momentos divertidos. Aunque trata algunos temas duros, no llega a un gran dramatismo y es fácil que te saque alguna sonrisa con Enzo y su curiosa forma de ver el mundo. Irbis.
hace 3 días