En esta ocasión los centuriones Cato y Macro viajan a las calientes y arenosas tierras de la rebelde provincia romana de Judea para defender al Imperio, o más bien al Emperador Claudio, de un nuevo peligro. Los protagonistas , siguiendo la poca convincente linea argumental de la novela anterior, serán enviados por Narciso como si de super agentes especiales se tratara, para descubrir si las sospechas de traición por parte de un gobernador son ciertas y, en caso afirmativo, desenmascararlo y poner remedio a la situación.Así nos adentraremos en las luchas entre romanos, judíos, partos y nabateos, y de fondo una peculiar versión del autor de la sagrada leyenda cristiana de Jesucristo. Novela discreta donde vuelve a aparecer la sensación de haber leído algo similar en otras entregas , por mas que los protagonistas cambien de escenario, y que se resiente de algunas cosas poco convincentes, además de expresiones un tanto anacrónicas con la época. Aún así la novela es entretenida y, salvo algún altibajo, tiene buen ritmo narrativo hasta la parte final que resulta excesivamente alargada y no del todo convincente. A fin de cuentas esta novela, y la serie en general, es lo que es, pura aventura y escapismo, con las evidentes limitaciones y cliches de este tipo de literatura, narrada de forma digna aunque en ciertos aspectos mejorable. Si se está por la labor de entrar en el juego, resultará un divertimento agradable, quien busque una novela mas seria o profunda, mejor que pase de largo.
Como curiosidad tengo que mencionar la sorprendente nota del autor al comienzo del libro en la que explica la invitación a él y su familia del rey Abdulá de Jordania, que por lo visto es un seguidor de esta serie de novelas, para que visitara el país y sus ruinas romanas, viaje que aprovechó el autor de inspiración para la creación de esta novela.
hace 10 años
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