Esta novela se me hizo sumamente larga. La sensación que te deja es como la de un infinito tren expreso que no acaba nunca de llegar a su destino. Será rica en cuanto a datos históricos, y muy efectiva en la reconstrucción de ambientes y escenarios; pero le falta chispa, fluidez, genio y encanto. Con el trasfondo de una biografía real, Kenizé Mourad nos narra una historia plana, en muchos puntos aburrida, y que no me tocó la fibra sensible para nada. Tristona, pesada, lenta y errática.
hace 9 años