Algún otro lector/crítico comenta que le parece inacabada la novela. Esa es la impresión que me causa a mí también, como si no hubiese querido (o podido) continuar adelante, bien por pudor, bien por temor a sus emociones. De todas formas, acabado o inacabado, es un relato vívido y emotivo.

Prosa cuidada y preciosista para estas encantadoras memorias de infancia y de adolescencia. Maryse Condé escribe con el poso vivo, pícaro o amargo, que da la mera experiencia. En estos tiernos episodios sobre su vida en un pequeño archipiélago de las Antillas hay ensoñación, amor, amistad, dolor, inconformidad... Puede que para muchos lectores se quede algo corto, pero a mí sí que me ha gustado. Chispazos hermosos de realidad que te atrapan por su enorme calidad literaria. Enhorabuena a la editorial Impedimenta por su publicación, y a Martha Asunción Alonso por su fantástica labor en la traducción.

Pues me esperaba más todavía, es muy buena, es tierna y encantadora pero me he quedado con las ganas de más, me ha parecido como muy por encima de lo que podía haber contado, es como si estuviera inacabada, me ha parecido que pasa por encima de cada uno de los temas, es como que prepara un libro y cada capítulo es su esbozo, me ha faltado intensidad, es precioso pero me esperaba todavía más...

Maryse Condé, desnuda su ser, al compartir parte de su historia de vida, con nosotros en, Corazón que ríe, corazón que llora. Nació y creció, inmersa en la dualidad del ser, viviendo entre dos mundos distintos, que forjarán su personalidad. Del producto de esas experiencias y vivencias, el resultado fue, Maryse, esa grande mujer, que aprendemos a apreciar y valorar, que al conocer su historia de vida, nos acercará aún más a ella.