“Ya miré todo, arreglé todo, perdí toda la mañana, no lo hallo por ninguna parte. Me irrita, me irrita”. Cuando leí esto en las primeras páginas de Alguien sentí que era algo que a mí también me había pasado tantas veces. En la novela recorremos lo que ocurre en el transcurso de un día de un hombre, que administra una pensión familiar, mientras busca un papel en el que anotó algo. En esa búsqueda desesperante conocemos su rutina, los lugares en los que busca, a las personas que lo rodean.
Lo interesante de Alguien, es que no pasa nada “interesante”, así como gran parte de los hechos que conforman nuestra vida en general. Lo notable del libro es cómo su autor, el suizo nacionalizado francés Robert Pinget (1919-1997), es capaz de armar y contar lo que ocurre en la cabeza del narrador de manera divertida y horrorosa, a ratos: “Todo mi juicio. Mejor sería que lo perdiera de una vez y que no se hable más al respecto. No hay peligro. Siempre lo conservaré bastante como para esperar perderlo”.