En enero 1945, con los últimos estertores de la Segunda Guerra Mundial, un pequeño pueblo de Prusia Oriental poblado por afines de un nazismo a punto de ser derrotado, asiste en medio de la nieve al conteo de refugiados que se desplazan huyendo del ejército ruso, que acecha a cien kilómetros. A las afueras del pueblo, la esposa de un militar en esos momentos en la Italia fascista, permanece en su mansión junto a su hijo adolescente y al personal de servicio viviendo en sus carnes problemas de subsistencia y miedo ante lo que se avecina. La hacienda de campo albergará refugiados que pernocten huyendo del enemigo, e incluso algún afín a los rusos permanecerá escondido por la dueña, en secreto, pese a los problemas que ello le traerá cuando todo se desvanezca. Sin una trama o argumento central, el gran valor de “Todo en vano” es la manera con la que Kempowski retrata el efecto devastador de las guerras en los civiles y el ambiente gélido de una sociedad y un lugar concretos. Ocupando un lugar principal, las historias humanas de refugiados, perseguidores, delatados y delatores, y la caridad de las personas ayudando a otro sin mirar su identidad. Como dato anecdótico pero a la vez valioso, cabe ensalzar la manera con la que la simple imagen de la portada transmite al lector la esencia de la novela y lo que se va a encontrar en ella. www.antoniocanogomez.wordpress.com
hace 3 días