Dejando de lado la óptica religiosa, Tolstoi realiza un buen alegato al final de su vida donde cambia algunas de sus costumbres. Así, se muestra a favor de los animales y, por lo tanto, desaprueba el consumo de carne y la caza. También arremete contra la violencia en general y, por supuesto, la guerra. Resalta asimismo el valor del trabajo y de una vida frugal. Un texto muy breve que merece la pena leer.
hace 11 meses