En mi tarea como médico a lo largo de los últimos treinta años, he tenido ocasión de escuchar en consulta los lamentos de quien quiso haber dicho algo a un ser querido que se fue y no se lo dijo. Son los pensamientos que se quedaron sin revelar y duele que, por diferentes prejuicios, se hayan quedado sin aflorar. ¿Qué es lo que más nos gustaría decir a los que más amamos, aparte de que les queremos? Probablemente eso que escondemos dentro como más valioso, lo que tenemos en nuestro corazón como un tesoro, lo que hemos aprendido en la vida que nos ha hecho vivirla con plena intensidad. La razón de tu fe, de tu esperanza. El motivo de la auténtica caridad.