Laro fue un guerrero cántabro de la Antigüedad (siglo II adC), que luchó como mercenario en el bando cartaginés durante la II Guerra Púnica. Luchó en la guerra entre Cartago y Roma formando parte del contingente hispano contratado por Aníbal. Su corpulencia y ferocidad lo hicieron destacar entre los mercenarios cántabros, que ya de por si destacaban en las filas hispanas por su fiereza. El Poeta Silo Itálico se refiere al mismo en: “El cántabro Laro, aún desprovisto de dardos, seguía siendo temible por la naturaleza de sus miembros y su gran corpulencia”. Otras citas del poeta hablan de su destreza con el hacha de 2 filos o bipenne. Pero cierto es, que aparte de esas pequeñas menciones, poco más se sabe sobre la existencia de Laro el Cántabro, lo que le convierte en un personaje entre lo histórico y lo mitológico.