Es una novela entretenida, divertida y bien resuelta pero sobre todo muy "British". El lenguaje es el típico lenguaje redicho y un poco anticuado de las novelas inglesas con mucho circunloquio pero siempre correcto y ese aire rancio de Oxford, localidad en la que se sitúa la historia y que le va muy bien al relato. Las situaciones que se plantean son también muy típicas del humor británico con ese temor de los personajes a las escenas ridículas que de tanto tratar de evitar se acaban produciendo irremediablemente. Me ha gustado pero no me ha sorprendido tanto como pensaba y aunque tiene bastante situaciones divertidas al estar planteadas con esa flema tan inglesa puede que nos cueste un poco identificarnos. En cuanto a su comicidad no he llegado a reírme más bien a sonreírme.
hace 12 años