Hoy, 4 de febrero, es el día mundial contra el cáncer y ha sido pura casualidad que me pillara leyendo este librito que trata sobre el tema, aunque el relato sería lo mismo si se tratara de cualquier otra enfermedad terminal. Me ha gustado mucho, tiene una sensibilidad muy medida que llega hondo. Las reflexiones del padre y del hijo son lo mejor. El padre enfermo que quiere aprovechar sus últimos momentos, el orgullo que siente por el hijo que dejará atrás. La angustia del hijo, su preocupación por la salud del padre, el no poder decirle lo que siente. Además las descripciones de la isla son muy hermosas, llenas de luz. Una joyita de libro. Me alegro de haberlo leído.
hace 10 años