De los volúmenes de Harry Flashman que llevo leídos (al tiempo que escribo esto ya son siete) reconozco que esta tercera entrega es la que más me ha gustado, principalmente por la aventura narrada en Madagascar, fascinante e interesante a raudales. Nuestro amigo Flashman, ese antihéroe de la época victoriana cuyos atributos bien imperarían en cualquier ser humano real (cobarde, lujurioso y oportunista), acaba cautivo en la isla del Océano Índico bajo el yugo de la despiadada reina Ranavalona, temida por ingleses y franceses por su crueldad y tendencia a la esclavitud masculina, de donde Flashman, fiel a su sagacidad arribista, saldrá airoso como siempre. El realismo histórico y la sátira del libro, al igual que en cualquiera de las otros volúmenes de la saga, hacen que merezca la pena embitirse en su lectura.
hace 8 años