Un espía noruego vigila a través de cámaras ocultas a los cinco miembros que componen el Jurado del Premio Nobel de la Paz. Son tres mujeres y dos hombres, uno de ellos un depravado violador que acosa a sus compañeras de jurado hasta drogarlas y, cuando han perdido el sentido las viola. Y mientras tanto, en los debates deciden otorgar el premio al «estravagante triunfo de Cerbantes y Shakespeare». Tras ocho años de paréntesis, Fernando Arrabal vuelve a la novela con una historia surrealista que pone en tela de juicio el mito de Don Juan, al que trata como a un zángano convertido en mito universal. Don Juan, para Arrabal, es un fanfarrón, su actitud es socialmente censurable y poéticamente punible, y el espectador se venga de él cuando se restablece su sentido de la justicia si al final se condena. Don Juan es el paradigma de un machismo culturalmente aceptado.