Resumen

Lucía, que ha sido condenada por un juez a trabajos comunitarios por haberle metido un cuchillo de cortar limones al concejal de obras de su pueblo del cabo de Gata, acude a casa de Lineo -un famoso chef recién diagnosticado de alzheimer y que se está preparando para perder la memoria- con el objeto de ayudarle en los ejercicios de gimnasia cerebral. A Lucía, su psiquiatra le ha pedido que escriba un diario con sus pensamientos. A Lineo su medico también: sus recuerdos, para retenerlos. Y entre ambos construyen este libro. Una novela que cuenta la historia reciente de un país a través de la gastronomía, de la especulación, del sexo, la amistad, el hedonismo, la tristeza y el éxito. Personajes que se mueven entre Madrid, Barcelona y París, o en pueblos costeros desde Andalucía o Almería hasta Mountain View en California y que van cocinando receta a receta una novela apasionante que es también la historia española de los últimos veinticinco años.

1 Críticas de los lectores

10

Ella escribe para no acabar en la cárcel; él, para escapar de la prisión del olvido. Pero lo que en Lucía es obligación y en Linneo terapia, acabará por convertirse en necesidad vital y en el punto de encuentro de dos personajes extraordinariamente humanos. Somos recuerdos, pero si no encontramos las palabras con las que traerlos de vuelta al presente, dejamos de ser. Así, Linneo luchará por seguir siendo, porque la enfermedad no emborrone su memoria. Lucía lo hará para completar la historia de su madre, para reconocerla y conocerse. De esta forma, entre el viejo cocinero y la aspirante a chef surgirá una amistad literariamente imperecedera. En EL BARCO CANÍBAL viajan otros personajes, que, por su verosimilitud, extravagancia y dulzura dejarán en el lector una huella imborrable. Amor, sexo, las mejores recetas y una maravillosa historia de lealtad a uno mismo y de fidelidad a los amigos convertirán la travesía en pura magia. No suelo recomendar un libro abiertamente, pero este es, sin duda, una delicia Buena parte de la novela trascurre en las localidades almerienses de Níjar y San José, entre sus dunas y playas. Atardecer allí, frente al mar, me da derecho a pensar que Dios no ha muerto, que el susurro de las olas es la respiración de su último milagro

hace 4 años