Verano de 1991. Las fiestas de la pequeña localidad de Oña, en Burgos, se tiñen de un aire ominoso cuando encuentran a una joven en su coche, semidesnuda, inconsciente y con claros signos de violencia. Todas las señales apuntan a Miguel, el chico con el que había intimado en un bar a la vista de todo el pueblo y que finalmente será condenado a doce años de cárcel.
Septiembre de 1997. Marta, una joven abogada que estuvo presente la noche de los hechos, debe visitar a Miguel en la cárcel para gestionar el patrimonio de su madre. Al ver indicios de su posible inocencia, Marta decidirá reabrir el expediente de esta agresión seis años más tarde, con la convicción de que los detalles de este crimen no son lo que parecen.