«Sin duda hay que atribuir a mi gusto por el misterio el amor particular que le guardo a Sofía. Se vive y duerme en ella confortablemente, y ello se debe a su buena altitud. Pero me gusta Sofía por razones mucho menos sanas. Noche y día, uno paladea la ebriedad de la inseguridad; es como estar perpe...