Me pasó lo mismo que me pasa siempre cuando encaro la lectura de un clásico: entro con temor al estilo y al aburrimiento, y casi siempre me termina entreteniendo y entusiasmando. No fue la excepción, me gustó desde la introducción donde se intenta vislumbrar quién era Aulo Gelio, allá por el siglo II de nuestra era en aquel Imperio Romano. Me gustó mucho saber que este libro en realidad es una recopilación de historias que el autor fue reuniendo a lo largo se su vida en los frecuentes encuentros con amigos y maestros, en fin, sería lo que para nosotros son las memorias de nuestras peñas entre amigos. Lo interesante es ver como se intentaba interrogar todo lo que les aparecía adelante, con las herramientas limitadas de la época y a veces revelando verdadera ignorancia en ciertos temas; pero eso no importa, lo importante es esa búsqueda de la verdad que fue imprescindibles para llegar a los actuales niveles de entendimiento que tenemos, gracias a ellos que se animaron a preguntar, sin temor a no encontrar respuestas convincentes o a equivocarse. Gracias Aulo Gelio por haberte tomado el trabajo de escribir este maravilloso libro.
hace 3 meses