Hoy en día basta con coger un avión para llegar en pocas horas a la otra punta del mundo. Pero no siempre fue así: en la Edad Media, por ejemplo, viajar era una aventura llena de peligros y dificultades. Para el joven Marco Polo, el afán por conocer la cultura y la vida de países muy lejanos fue más importante que el miedo. Decidió embarcarse en un larguísimo viaje hasta la misteriosa China del gran Kublai Kan, donde vivió muchos años. En sus viajes descubrió cosas asombrosas que en Europa nadie conocía, como los billetes, la pólvora o el petróleo.