La década de los noventa marcó el surgimiento de la Nueva Economía, caracterizada por unos incrementos de productividad que duplicaban, o triplicaban, lo conocido durante las dos décadas precedentes. Pero los felices noventa se acabaron bien pronto, antes incluso de que Clinton abandonara la Casa Blanca. La economía entró en recesión y los escándalos empresariales destronaron a los sumos sacerdotes del capitalismo: daba la impresión de que los directivos de algunas empresas se estaban lucrando a expensas de sus accionistas y empleados. La globalización, que tan recientemente se había saludado como el comienzo de un mundo nuevo, también parecía verse con malos ojos. La reunión de la Organización Mundial del Comercio celebrada en Seattle en 1999, que tenía por fin ahondar en la apertura del mundo, acabó en disturbios protagonizados por grupos preocupados por los efectos, a veces devastadores, que la globalización tiene sobre los más pobres. Es necesario arrojar nueva luz sobre lo que ocurrió esos años, acentuando la necesidad de reinterpretarlos.
Este libro no se limita a rescribir la historia económica de los noventa: es, en la misma medida, una historia del futuro, del punto en el que los países desarrollados se encuentran en este momento, y de hacia dónde deberían tender para que la economía mundial llegue a un curso más justo y estable.