Amaia es arquitecta. Se considera una mujer independiente, empoderada, libre. En una revisión descubre que la vida también puede cambiar en un segundo.
Vera está casada y tiene dos hijos. Siente que lleva demasiado tiempo renunciando a quien es en realidad. El destino está dispuesto a sorprenderla con una nueva oportunidad.
Bego es abuela y se dedica a cuidar. A cuidar a sus nietos, a sus hijos, a sus plantas y a sus amigas.
Cata, Amaia, Vera y Bego se encuentran muchas tardes en el patio interior del edificio en el que viven. Ese lugar custodiado por Bego se convierte en el oráculo de los sentires y entre geranios, cintas y helechos, descubren lo mucho que les unen sus diferencias y que lo que de verdad necesitan es atreverse.