He leído por ahí que a El último barco le sobran páginas. Ninguna, no le sobra ninguna. Los cápitulos son muy cortos, lo que hace que la lectura sea muy ágil a pesar de que todo va muy despacio (que no pesado)... pero no importa; para mí, el ritmo que Villar le imprime a la historia es donde se encuentra lo más atractivo de su lectura. Vas desgranando con él, cada momento de la investigación. Muy recomendable. un libro sin complicaciones en su estructura que es muy lineal. Entretenido.

Me ha gustado mucho el libro: me ha devuelto las ganas de leer en el verano y me ha dejado con ganas de seguir leyendo más libros. Además, creo que la novela marca un ritmo de lectura lento, al menos en mi caso, que me ha sumergido en sus páginas obligándome a degustar cada frase. A mí también se me ha hecho un poco largo, sobre todo a la mitad cuando se estaba a la espera de muchas cosas y la trama no terminaba de avanzar. Luego los acontecimientos se suceden y ya no puedes dejar la lectura. Me encantan los personajes de Leo Caldas y Rafa Estévez: creo que están bien construidos; con respecto al personaje de Camilo, me he sentido manipulado por el autor porque creo que lo usa para mantener la tensión y entretanto juega con mis emociones, aunque es verdad que el papel del autor es ese. Los temas que trata son interesantes: el sentido cívico en la sociedad, el amor paterno-materno-filial, la mendicidad y sus causas, la tierra y la cultura gallegas, el derecho a tomar caminos diferentes en la vida, a empezar de cero, la apariencia en la sociedad, el ser diferente, la tolerancia, el mal, los límites de la privacidad y muchos otros. La trama policíaca está bien construida y creo que bien resuelta; puede quedar algún cabo suelto (motivación del asesino, por ejemplo) pero así nos da trabajo a los lectores. En conjunto es un gran libro. ¡Ya estoy esperando el siguiente de este autor!

Me gusta como escribe Domingo Villar, a pesar de rellenar y rellenar paginas innecesarias, no aburre. No me ha gustado la resolución precipitada del caso, no está a la altura de la novela.

Me ha gustado reencontrarme con Leo Caldas y Rafael Estévez. La historia está bien ideada, el final inesperado, pero para mi gusto, le sobran muchas páginas. Demasiados capítulos divagando, eso sí, con magníficas descripciones, pero siempre dando vueltas a lo mismo.

Me ha gustado mucho, muy agradable de leer, buena trama, intriga, y una descripción tan completa de personajes y lugares que casi podría recordar conocerlos y haber estado allí. Muy recomendable.

Me ha gustado, pero creo que le sobran muchas páginas. La historia mantiene la intriga, pero alarga la investigación demasiado. Y no consigo conectar con el protagonista, lo veo desdibujado.

Lo mejor de la novela: las maravillosas descripciones que hace de Tirán y su entorno que lo convierten en un personaje más del libro. Los personajes: conocemos un poco más al inspector Leo Caldas, que se muestra más cercano al lector, alejado del estereotipo de policía frío y calculador. Entrañable el personaje de su padre, que se convierte en el gran apoyo de Leo en los momentos difíciles. Con respecto a lo que menos me ha gustado, el autor se ha dejado algunos flecos sin resolver en el desarrollo de la trama pero, en esta novela, no es tan importante conocer al culpable como el desarrollo de los hechos que se van desencadenando en la investigación.

Hace mucho tiempo que esperaba el regreso de Leo Caldas, y por fin llegó. Me ha encantado. Es una novela policiaca cocida a fuego lento, hecha con amor. Atrapa sin darte cuenta y aunque en los primeros capítulos no pasa nada, son necesarios para hacernos partícipes de la investigación . Adivine quien era el asesino, se deja adivinar . Me gusta el estilo de Villar. Ojalá no tengan que pasar otros ocho años para ver el próximo caso de Caldas.

Muy fiel a su estilo y a sus anteriores novelas las cuales son entrañables y con maravillosas descripciones de Vigo, que hacen volar al lector hacia el lugar, junto a su gente y sus costumbres. Y no es solo atrayente por ser novela policiaca, la cual es un poco lenta y repetitiva, también lo es por el cariño que despiertan Leo Caldas y su padre, sus compañeros, como el resto de personajes que completan la historia, continúan el afecto y la pasión que profesa por la música, lo clásico, lo cotidiano y lo cercano, algo especial y muy reconocible ya en los libros de Villar es también la humildad, la justicia y la sencillez tanto del relato como del protagonista principal Leo Caldas. Es una historia muy amena, muy fácil de leer y seguir, divertida a pesar de tratar el tema de desaparición de una joven y bastante adictivo... un encuentro extraordinario con Leo Caldas y Rafael Estévez. Una lectura muy agradable y recomendable.