A los pocos meses de que Cristian Donaire llegara a España desde su Argentina natal, comenzó a escribir, a modo de preparación (“calentar la mano” lo llama) para escribir textos más “importantes”, unas líneas que denominaba Cronologías sin sentido. Con el paso del tiempo, cuando había escrito una de estas cronologías prácticamente cada mes, vislumbró la posibilidad de reunirlas en un libro. Ese libro, que afirma que nunca quiso escribir (llegando a darle literalmente tal subtítulo) comprende cincuenta textos no necesariamente relacionados entre sí, que datan desde Enero de 2020, poco antes de declararse la pandemia, hasta Enero de 2024.
Escritos en primera persona, Cristian nos hace creer que es el protagonista de sus cronologías, pero ¿quién sabe?, el protagonista bien podrías ser tú, lector. Desde estas líneas nos brinda una visión diferente de nuestra sociedad, un punto de vista único. Una autoterapia.
Se presenta como un tipo que busca conocerse a sí mismo y sus razones, alguien que ansía la concreción, lo definido, que detesta la indeterminación y la duda, pero que no logra salir de ella, por más que lo intenta. En las primeras cronologías plasma muchos conceptos para la reflexión, desde el desarraigo de los inmigrantes, la morriña de la tierra patria cuando se está lejos, las dificultades de la integración, la nostalgia, las diferencias culturales y del lenguaje aún cuando se comparte el idioma.
Más adelante, nos habla de la frustración, de la contradicción constante, de la soledad, de la dualidad que supone estar supeditado a la opinión de los otros, esos desconocidos de las redes sociales. Plantea las preocupaciones que nos acechan, cuando la cotidianidad nos asfixia y anhelamos grandes momentos, grandes sensaciones, grandes triunfos que no llegan. Este mundo nuevo en el que la procrastinación se adueña de todo, donde todo se reduce a la lucha contra los miedos o contra la desidia, a saltar de una pantalla a la siguiente, de una serie a otra, de empezar muchas cosas para no acabarlas, de fingir estar concienciado con asuntos en los que ni siquiera se ha pensado. Mediante una selección de frases exquisitas y metáforas originales, salpicadas de ideas hilarantes y usando a menudo la coartada del lenguaje onírico, nos dibuja un mural de la sociedad actual, uno en el que se nos ven las costuras.
Estas cronologías en las que no hay principio ni final, a veces surrealistas pero incisivas, irónicas, contradictorias, te harán sentir toda la gama completa de las emociones. Así pues no queda otra que discrepar con el título. No solo no son “sin sentido” sino que tienen mucho. (Inma Muñoz, 26 de febrero de 2025)
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